Salud masculina en foco: la importancia de la prevención en cáncer de próstata

El cáncer de próstata es una de las neoplasias más frecuentes en los hombres y constituye una de las principales causas de mortalidad por cáncer a nivel mundial. Se estima que para 2025, el número de casos nuevos seguirá aumentando en los Estados Unidos; según datos de la American Cancer Society, aproximadamente 1 de cada 8 hombres será diagnosticado con esta enfermedad a lo largo de su vida.

La detección temprana del cáncer de próstata incrementa significativamente la efectividad del tratamiento y mejora las posibilidades de remisión parcial o total. Para lograr un diagnóstico oportuno, es necesario considerar tanto la sintomatología referida por el paciente y registrada en la historia clínica, como la realización de exámenes paraclínicos específicos que permitan confirmar la presencia de la enfermedad.

De igual manera, resulta fundamental desmentir mitos relacionados con los chequeos preventivos, ya que estas creencias pueden generar barreras para la detección precoz, reduciendo las probabilidades de un tratamiento exitoso y de remisión de la neoplasia.

En Eminat Medical Center, nuestro objetivo es informar sobre los grupos de riesgo y comorbilidades, explicar los signos y síntomas que requieren atención médica, promover la realización de chequeos preventivos y fomentar cambios en el estilo de vida como medidas clave para la prevención y detección temprana del cáncer de próstata.

 

PANORAMA GENERAL DEL CÁNCER DE PRÓSTATA

Dentro del marco teórico, la próstata es un órgano glandular del sistema reproductor masculino ubicado inferior a la vejiga y anterior al recto. El cáncer de próstata se caracteriza por un crecimiento celular anormal (neoplasia) que se origina en el epitelio acinar o ductal. Este crecimiento suele ser lento, pero puede resultar potencialmente mortal si no se detecta a tiempo.

A nivel mundial, el cáncer de próstata es la segunda neoplasia más frecuente en hombres y representa la quinta causa de muerte por enfermedades oncológicas en esta población. La incidencia y mortalidad varía entre países: en México se registra la menor incidencia en América latina, mientras que, en Trinidad y Tobago, Cuba y Venezuela presentan las tasas más altas de mortalidad.

Entre los diversos tipos de cáncer de próstata, el adenocarcinoma es el de mayor prevalencia, derivado de las células glandulares del órgano. Otros tipos, con menor incidencia, incluyen: al carcinoma neuroendocrino de células pequeñas, el carcinoma de células grandes, el carcinoma de células transicionales y el sarcoma.

El cáncer de próstata se estadifica mediante puntuación de Gleason, que evalúa el grado de diferenciación celular a partir de muestras de biopsia prostática. Esta escala va de 1 a 5, donde el grado 1 corresponde a células similares al tejido prostático normal y el grado 5 indica una diferenciación total entre las células cancerosas y el tejido prostático sano, siendo este último el asociado a mayor agresividad y peor pronóstico.

 

ENTENDIENDO LOS RIESGOS: POR QUÉ ALGUNOS HOMBRES SON MÁS VULNERABLES AL CÁNCER DE PRÓSTATA

Existen diversos factores de riesgo asociados al desarrollo del cáncer de próstata, que van desde elementos genéticos hasta conductuales o relacionados con el estilo de vida. Entre los principales se destacan:

  • – Edad: La incidencia y mortalidad del cáncer de próstata aumentan con la edad. Esta neoplasia es más frecuente en pacientes mayores de 50 años, mientras que es poco común en hombres menores de esta edad.
  • – Antecedentes familiares y genéticos: La presencia de cáncer de próstata en familiares incrementa significativamente el riesgo. Aproximadamente el 15% de los pacientes con diagnosticados cuentan con algún familiar afectado, y el riesgo se incrementa proporcionalmente al número de familiares con la enfermedad. Los hermanos e hijos presentan mayor susceptibilidad. Además, ciertas variantes genéticas hereditarias, como BRCA1 y, en mayor medida, BRCA2, predisponen al desarrollo de esta neoplasia.
  • – Origen étnico: Los hombres afrodescendientes presentan mayor susceptibilidad y una mortalidad 2,4 veces superior en comparación con otras razas. Los hombres de raza asiática muestran menor incidencia, mientras que la población hispana presenta riesgos intermedios, que varía según la proporción de afrodescendientes en la región.
  • – Estilo de vida: Los dieta y los metabolitos lipídicos pueden influir en la proliferación celular prostática. El consumo elevado de cáncer de ácidos grasos, especialmente el omega-6 y los niveles altos de andrógenos favorecen el crecimiento celular prostático y su transformación neoplásica. Se ha sugerido también que el consumo excesivo de productos lácteos y calcio podría estar relacionado, aunque no se ha confirmado una relación actual directa.
  • – Otros factores de riesgo son: Obesidad, tabaquismo, sedentarismo y antecedentes de prostatitis también se asocian con un aumento del riesgo de desarrollar cáncer de próstata.

 

LO QUE EL CUERPO HABLA: SÍNTOMAS DEL CÁNCER PROSTÁTICO

El cáncer de próstata es una enfermedad que, en sus etapas iniciales, suele cursar de manera asintomática, por lo que, su diagnóstico se da realiza principalmente mediante chequeos preventivos y no por sintomatología referida por el paciente.

A medida que la enfermedad progresa, pueden aparecer diversos síntomas, cuya presencia y gravedad dependen de la etapa del cáncer. En fases tempranas, los signos más frecuentes incluyen:

  • – Disminución del flujo urinario
  • – Aumento de la frecuencia urinaria
  • – Nicturia
  • – Sensación de vaciamiento vesical incompleto
  • – Hematuria, en menor porcentaje

 

Es importante resaltar la importancia de los chequeos preventivos, ya que la sintomatología presentada en etapas iniciales es similar a la hiperplasia prostatica benigna (crecimiento prostático no canceroso). Por ello, un diagnóstico oportuno es clave para definir un abordaje terapéutico adecuado.

 

En etapas avanzadas, los pacientes pueden presentar sintomatología general de cualquier tipo de cáncer como manifestaciones específicas del cáncer de próstata, entre las que se incluyen:

  • – Dolor óseo (caderas, espalda, tórax)
  • – Astenia y fatiga generalizada
  • – Pérdida de peso involuntaria
  • – Fracturas patológicas
  • – Hematuria y hematospermia
  • – Retención urinaria

 

La severidad y multiplicidad de los síntomas suele aumentar a medida que el tumor crece o se extiende a otros órganos (metástasis). Esto hace evidente la necesidad de detección temprana, la cual aumenta de manera significativa las posibilidades de tratamiento exitoso y mejora la calidad de vida del paciente.

 

CHEQUEOS MÉDICOS Y DETECCIÓN PRECOZ: ALIADOS CONTRA EL CÁNCER DE PRÓSTATA

Antígeno prostático especifico (PSA) en sangre:

El PSA es una proteína producida por las células prostáticas, presente principalmente en el semen y en menor cantidad en la sangre. Como se encuentra tanto en células normales como en células cancerosas, los niveles elevados de este antígeno pueden sugerir la presencia de un proceso neoplásico. Esta prueba suele ser la primera herramienta para la detección temprana de cáncer de próstata. Valores normales en pacientes sin cáncer son menores a 4 ng/ml; niveles superiores indican la necesidad de estudios complementarios.

El antígeno prostático específico (PSA) ofrece varias ventajas. Su principal beneficio es que puede identificar la enfermedad en etapas iniciales, incluso en pacientes que aún no presentan síntomas. Además, permite determinar de manera aproximada la extensión de la enfermedad, ya que valores más elevados suelen asociarse a etapas más avanzadas. El PSA también es útil para monitorizar la evolución del paciente a lo largo del tratamiento y para evaluar la eficacia de las terapias aplicadas, proporcionando información clave para la toma de decisiones médicas.

No obstante, esta prueba presenta limitaciones importantes. En primer lugar, un valor elevado de PSA no es exclusivo del cáncer prostático, ya que puede deberse a otras condiciones benignas como la hiperplasia prostática o la prostatitis. Asimismo, aunque indica el estadio de la enfermedad, no proporciona información sobre la agresividad del cáncer. Por último, existen casos en los que pacientes con cáncer de próstata presentan niveles normales de PSA, lo que resalta la necesidad de complementar esta prueba con otros métodos diagnósticos. 

 

Tacto rectal:

Consiste en la exploración física de la próstata mediante la introducción de un dedo enguantado y lubricado en el recto, para valorar tamaño, consistencia, forma y posible presencia nodular. Es un procedimiento rápido, poco invasivo y de bajo costo, aunque depende de la habilidad del operador y tiene sensibilidad limitada.

 

Biopsia de próstata:

Se realiza cuando el PSA u otras pruebas complementarias sugieren la presencia de cáncer. Es un procedimiento invasivo pero breve, con analgesia local, en el que se obtienen aproximadamente 12 muestras mediante aguja gruesa, de forma transrectal o transperineal. La puntuación de Gleason determina el grado de diferenciación del tejido canceroso, desde grado 1 (bajo grado, tejido similar al normal) hasta grado 5 (alto grado, tejido muy diferente al normal), con puntuaciones de 2 a 10 puntos, siendo raro obtener una puntuación menor a 6.

 

Imágenes complementarias:

  • – Ecografía transrectal: es un proceso indoloro y breve (10 minutos), donde se introduce una sonda lubricada por el recto para la valoración de la próstata. También se utiliza junto a la biopsia como guía de la aguja para la toma de muestras.
  • – Resonancia magnética: se usa para valoración de tejidos blandos; proporciona imágenes más detalladas de la próstata y tejidos adyacentes. Al igual que la ecografía, útil para biopsia dirigida.
  • – Tomografía por emisión de positrones (PET): es una técnica que se basa en la administración intravenosa de una sustancia radiactiva (trazador o radiotrazador. Ej: fluciclovina) que realza o “pinta” las células cancerosas.

 

Edad de inicio de los chequeos:

Se recomienda comenzar a los 50 años en pacientes sin factores de riesgo y a partir de los 40 años en aquellos con factores de riesgos. La detección temprana permite aplicar tratamientos menos invasivos y aumenta significativamente la supervivencia.

 

PREVENCIÓN ACTIVA: CÓMO LOS HÁBITOS DIARIOS IMPACTAN LA SALUD PROSTÁTICA

Al igual que los chequeos preventivos, mantener un estilo de vida saludable constituye un pilar fundamental en la prevención del cáncer de próstata. Si bien no existe un método de prevención específico para esta enfermedad, es posible controlar ciertos factores de riesgo modificables, lo que permite reducir la probabilidad de desarrollarla.

Los principales factores modificables que pueden intervenir en la prevención del cáncer de próstata incluyen la alimentación y la actividad física. En términos dietéticos, recomienda el consumo de alimentos saludables, como frutas y verduras y reducción de ácidos grasos saturados, dado que estos pueden favorecer la proliferación celular anómala, tal como se mencionó anteriormente. Por su parte, la actividad física contribuye a la reducción del peso corporal y, en consecuencia, del índice de masa corporal (IMC), lo cual disminuye la influencia de la obesidad como factor de riesgo, aunque su prevalencia sea menor, pero relevante en la etiología del cáncer prostático.

Adicionalmente, se aconseja evitar el consumo de sustancias tóxicas, como tabaco y alcohol, ya que no solo se asocian con un mayor riesgo de cáncer de próstata, sino que también aumentan la probabilidad de desarrollar otros tipos de cáncer debido a su capacidad de inducir inflamación crónica y daño genético a nivel celular.

 

MITOS Y REALIDADES SOBRE EL CÁNCER DE PRÓSTATA

Existen diversos mitos en torno a los chequeos preventivos y el pronóstico del cáncer de próstata que interfieren con la temprana detección de esta patología. Entre los más escuchados en la sociedad se encuentran:

  • – “El chequeo siempre causa dolor”: Este mito es una de los principales razones por las que muchos hombres evitan exámenes preventivos. Es importante destacar que los procedimientos como el tacto rectal son mínimamente invasivos, indoloros y de rápida ejecución, permitiendo una valoración inicial eficaz frente al cáncer de próstata.
  • – “Si no tengo síntomas, no tengo cáncer”: La falta de información genera la falsa creencia de que la ausencia de síntomas garantiza que no existe la enfermedad. En realidad, el cáncer de próstata suele ser asintomático en sus etapas iniciales, por lo que los chequeos preventivos son de suma importancia, especialmente a partir de los 50 años en hombres sin factores de riesgo.
  • – “El cáncer de próstata siempre es mortal”: La detección temprana cambia radicalmente el pronóstico. Cuando se diagnostica en fases iniciales, el cáncer es una enfermedad altamente tratable y curable, y la supervivencia aumenta cuanto antes se inicia el tratamiento.

 

Eminat les recuerda que cuidar la salud masculina no es un acto de debilidad, sino de responsabilidad. Realizar chequeos preventivos y mantener hábitos saludables fortalece la detección temprana del cáncer de próstata. Informarse y actuar a tiempo puede marcar la diferencia entre un tratamiento oportuno y complicaciones graves.

Proteger la salud hoy es garantizar calidad de vida mañana.

SOURCES

Por: Claudia Zambrano Peña
Academic Language and Publication Services Coordinator — Ecuador